Luis, de Barcelona, cuenta que ha pasado recientemente por una situación muy injusta en su trabajo. “Jorge, a veces tengo la impresión de que solamente las personas malas, injustas y deshonestas logran tener éxito ¿Cómo combatir este pensamiento de que en nuestra sociedad los injustos triunfan y los justos sucumben por el camino?”.

Luis habla de “combatir” un pensamiento. Combatir un pensamiento es la mejor manera de recrearlo. Para combatir contra alguien ese “alguien”, ese enemigo tiene que existir. Si Luis pretende combatir contra ese pensamiento, primero tiene que generar ese pensamiento. Por lo tanto, combatirlo es la mejor manera de seguir apegado a ese pensamiento.

Los pensamientos no son algo a combatir, sobre todo aquellos pensamientos que queremos evitar, porque combatirlos es generarlos.

No podemos luchar contra “nada”. Entonces, tenemos primero que generar ese pensamiento para tener contra qué pensamiento luchar.

¿Cuál sería, entonces, una actitud más inteligente? La observación. La observación de ese pensamiento.

Luis está hablando de un pensamiento que aparece en su mente y que es: “los malos y los injustos triunfan”. Evidentemente, esto viene acompañado de otro pensamiento -opuesto complementario-: “los buenos y  justos fracasan”.

Cuando piensa que los buenos y los injustos fracasan, está afirmando algo. Sin darse cuenta él está afirmando y programándose para creer que los buenos y los injustos fracasan.

Es muy paradójico cómo funciona el pensar y la relación que establecemos con el pensar. ¿Qué puede permitirnos abandonar esta dinámica de crear exactamente aquello que queremos hacer desaparecer?

Pues la observación, la observación sin juicio.

Concretamente, en el caso de Luis, observemos que no habla de algo que ocurre en la sociedad, sino de algo que él piensa. El terreno es la relación suya con sus pensamientos. Esto no quiere decir que en la sociedad todas las cosas que ocurran sean justas. No estamos discutiendo esto. 

Estamos viendo que Luis busca eliminar ese pensamiento de su mente, y es queriendo eliminarlo que lo recrea. Por lo tanto, la sugerencia sería la de observar sus pensamientos. Si él observa lo suficiente ese pensamiento (el pensamiento es un fenómeno del pensar, un fenómeno de la mente) verá que a ese pensamiento le pueden seguir otros pensamientos que, tal vez, no tienen nada que ver con éste que le molesta. 

Si prosigue la observación (estamos hablando de meditación, que la observación del fluir de nuestros pensamientos) Luis se dará cuenta de que entre un pensamiento y otro hay un espacio vacío. Si pone su atención en el espacio vacío que existe entre los pensamientos, verá que de su mente desaparecen espontáneamente esos pensamientos. En su lugar, lo que aparece es el espacio vacío. Ese espacio vacío será cada vez de un tamaño mayor en su conciencia.

Este es el proceso de la meditación.

 Si nosotros tenemos pensamientos como el de que “en el mundo solo los injustos y los malos ganan”, necesariamente en algún lugar de mi mente tiene que estar el pensamiento opuesto – complementario. No puede existir un pensamiento sin su contrario.

Entonces, lo que a veces puede servirnos es buscar en nuestra mente el pensamiento opuesto- complementario. Es tan, digamos, real uno como el otro. Y la meditación puede ayudar a reconocer que una cosa es lo que Es, y otra cosa es lo que tú piensas acerca de lo que Es.

La realidad Es, simplemente Es. La prueba de esto es que por ejemplo, en épocas de campañas políticas o de elecciones, ante lo mismo que es… hay un grupo de personas que opina de un color y otras personas que opinan de otro color. Y ambas tienen sus razones y te lo explican detalladamente, no tiene nada que ver con lo que es. Es lo que las personas opinan. Y para las personas ¿cuál es la verdad?

La verdad es lo que cada persona cree que es. Cada  persona instaura la verdad. 

En el caso de la pregunta de Luis, de lo que se trata, es de su relación con sus propios pensamientos.