Lucas Pérez, de Barcelona, escribe que su grupo de amigos está siempre
concentrado en los teléfonos móviles y él tiene la impresión no lo escuchan.
“¿Tenemos que volver a escuchar a los demás?” Pregunta, Lucas. “¿Nos
recomendaría algún ejercicio para practicar una escucha más activa?”

Los jóvenes del grupo de Lucas tienen una escucha muy activa… de los móviles.
Brindan una atención muy grande a los móviles. Es un fenómeno de esta época.
Mi sugerencia para practicar una escucha más activa pasa por recordarle que la
escucha al otro empieza siempre por la escucha a sí mismo.
Si nosotros no estamos conectados con nuestro interior, no tendremos capacidad
de escuchar, como él pide, a las otras personas. No tendremos una escucha de
calidad. La escucha de calidad se produce cuando tú estás presente ante el otro,
y no hay “presencia” si no hay conexión con el mundo interior, con lo que te está
pasando. Entonces, mi sugerencia es que, por ejemplo, practique algún tipo de
meditación.
Generalmente…- me voy a apartar un poquito, pero voy a servirme de la pregunta
de Lucas para ampliar un poco el paisaje – cuando sentimos que las personas de
nuestro entorno no nos escuchan, cuando tenemos mucha sensibilidad a esa
especie de desconexión… necesitamos preguntarnos cuánto nos escuchamos a
nosotros mismos.
Lo que Lucas está sintiendo se llama “falta de escucha”. Pero a él le parece que
es el grupo de amigos quien no escucha. Sin embargo, la falta de escucha la está
registrando él, en sí mismo.

Esto es un ejemplo de proyección, por eso digo que le conviene escucharse más y
mejor. Cuanto más se escuche con calidad a sí mismo, menos le va a parecer que
los demás no lo escuchan. Porque lo que vibrará en su organismo es la energía de
la escucha, eso que le está faltando.
Él cree que no le llega desde afuera, pero eso es simplemente una percepción. El
afuera, el mundo… es un espejo, cada uno de nosotros construimos un cierto
afuera. Entonces, tenemos que empezar por ver qué pasa en nuestro interior y
qué mundo estoy construyendo desde mi interior.
Si él va a vibrar en la energía de la escucha atenta, proyectará en el mundo esa
energía. Actualmente está proyectando la “falta” de escucha. Entonces, tiene que
empezar por producir esa escucha en su interior, escucharse mejor a sí mismo. El
paso siguiente es escuchar más y mejor a sus amigos. Entonces, su vivencia será
de que entre ellos hay más y mejor escucha. Así funciona.