Pablo, de Valencia, dice que en períodos de sufrimiento psicológico prolongados, hay momentos en los que uno se siente mejor. Y pregunta: “¿Porqué en esos momentos tengo la impresión de que esos sentimientos de mejora no son verdaderos, sino que el sentimiento verdadero o real es el de fondo, el del sufrimiento?” Y termina: “Los que tienden a ayudarte son por momentos autoengaño”.

Es interesante la consulta de Pablo, sobretodo por cómo la expresa. Hace una pregunta en primera persona, pero está buscando generalizaciones, y habla de UNO,  no de YO. Su pregunta huye de su experiencia, y busca una respuesta desde la teoría. Busca un porqué. Esto nos está hablando bastante literalmente del tipo de sufrimiento en el que él está metido. 

No recuerdo dónde leí, pero alguien escribió que en general hay tres tipos de personas: unas personas que creen que si saben se salvan; otras que si actúan se salvan; y otras que si aman y son amados se salvan. Evidentemente, Pablo pertenece al grupo de los que buscan “saber”.

¿Qué tienen en común los tres grupos? Que buscan salvarse. Entienden que vivir va de salvarse. En el caso de Pablo, él cree que se va a salvar si entiende, si desentraña el porqué. Está buscando la razón, la causa. Evidentemente, si él diera con ese porqué, automáticamente le surgiría la pregunta sobre por qué eso: siempre hay un porqué detrás, y otro porqué, y otro porqué. Siempre se puede ir más atrás en el porqué, y cada vez que te preguntas “¿por qué?” te alejas un poco más de la experiencia presente, de lo que estás viviendo realmente.

Yo le preguntaría a Pablo: ¿para qué se hace esa pregunta? 

Así podríamos empezar a hablar de lo que le está pasando realmente. Pero Pablo no pregunta sobre lo que le está pasando, se hace un lío mental: “¿es verdadero ese momento de alivio?” 

Es muy representativo del que quiere saber y entender para salvarse. ¿Qué pasaría si imaginara por un momento que la vida no es para salvarse, sino para ser vivida? ¿Qué sería de todas sus preguntas acerca de las causas, del porqué, del porqué, del porqué?

Cabría hablar de auto-boicot: cuando está en un buen momento, automáticamente él piensa que ese momento no es real, sino que lo real es el sufrimiento que permanece “en el fondo”.

Y es así porque cuando una persona está enfocada en su actividad mental, pierde el sentido de lo real. El sufrimiento, justamente, es lo único que le da un cierto sentimiento de realidad, pues lo hace sentir en lugar de pensar. De ahí que Pablo solo confía en la realidad del sufrimiento.El maestro Deshimaru, que trajo el budismo Zen a Francia a final de los años 60, decía que de  todas las adicciones, la más difícil de dejar era la adicción al sufrimiento. Claro, uno no se vuelve adicto al sufrimiento por nada: es porque allí encuentra un mínimo contacto con la realidad. Lo otro, es una especie de vida abstraccta, carente de encarnación. Entonces, no se lo puede creer cuando no está sufriendo. No puede ser verdad. Lo verdadero, lo auténtico para él, es cuando siente la vida y… ¿cómo aprendió y se acostumbró a sentir la vida? Sufriendo.